martes, 10 de febrero de 2015

I MONEGROS TRAIL

Mientras nuestros grandes picos se van llenando de nieve  y esperamos al deshielo para dar el pistoletazo de salida a la infinidad de carreras, que cada vez llenan más nuestro calendario, el pasado domingo ya empezamos el 2015 con la I Monegros Trail.


Esta prueba se disputó en el municipio de Robres (Huesca), en plena comarca de Los Monegros.
Casi 500 corredores tomamos la salida del recorrido largo a las 10:30 en un ambiente gélido y con mucho “cierzo”, viento típico en esta época del año.


El trazado de la prueba discurría por un bonito terreno semi-montañoso de la Sierra de Alcubierre.
Los 16 km de la prueba larga en la que participé apenas tenían dificultad. El recorrido estuvo siempre bien balizado y transcurría casi siempre por sendas forestales.

Las subidas no tenían un gran desnivel ni eran muy prolongadas. La mayor dificultad fue la subida a San Simón por el Puig Ladrón. El acumulado para esta carrera en cuanto a metros positivos fue de 370, siendo la cota más alta a 663m.
Las bajadas tampoco se hicieron muy técnicas, más bien eran cómodas y rápidas para la poca destreza que suelo tener para éstas.
Era una carrera cómoda y rápida, de las trails que suelo catalogar como de mucho correr y poco escalar en las que disfruto mucho.


Lo que en teoría iba a ser una carrera muy cómoda para disfrutar acabó convirtiéndose en una lección muy importante de aprendizaje.
Tuve la osadía de tomar la salida habiendo estado 48 horas antes con 39º de fiebre debido a una gripe.

Los primeros kms salí a un ritmo elevado, como si por mi cuerpo no hubiera pasado ningún proceso gripal, pensando en hacer un buen tiempo final.
Desde el primer metro tenía dificultades respiratorias debido a la mucosidad, pero yo ya contaba con eso y no le daba importancia.


Ya en el km 3 empecé a notar algo más de dificultad respiratoria y pesadez en las piernas, lo cual no entendía: “si ya casi estaba recuperado del viernes y podía hacer una buena clasificación”.  

La gran cura de humildad y aprendizaje vino en el km9 cuando superé la máxima altitud de la prueba y estaba sin aliento ni fuerzas en las piernas como para continuar hasta la meta, a casi 7km aun de distancia. Ahí me di cuenta que no estaba recuperado para hacer este esfuerzo y fue una temeridad por mi parte el tomar la salida.


Tras descansar un poco y no hacer de esta carrera mi primer abandono, “NO SE RENDIRME”, puse un ritmo lento adecuado a mis fuerzas y dejando camino a los que venían por detrás conseguí llegar a meta.

Otra carrera más y sobre todo una buena lección, menos mal que no se trataba de una ultra ni era un entrenamiento en solitario por ninguna zona poca transitada sino lo que fue sufrimiento y agonía podrían haberse tornado en algo peor.

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